viernes, 3 de septiembre de 2010

En el ascensor

Todas las mañanas coincidían en el ascensor. Las dos parejas lo tomaban a la misma hora. No fallaban casi nunca. Aquel día amaneció con tormenta.

La pareja de 14º siempre iban cogidos de la mano con cara de felicidad. Parecía que les hacía ilusión empezar un nuevo día lleno de sorpresas y momentos que compartir. En cambio, la pareja que entraba en el ascensor en el 12º piso, siempre estaban de morros: o acababan de pelearse o directamente entraban discutiendo. Los del 14º se miraban con cara de complicidad y se sonreían, sabían que ellos nunca se comportarían así, se querían, se compenetraban, siempre estaban de acuerdo el uno con la otra o viceversa. Eran tan felices.

Los del 12º aquel día discutían porque ella le recriminaba a él que le hubiera calentado demasiado el café en el microondas, no había quién se lo tomase. Pues otra vez te lo calientas tú, guapa, le decía él. Los del 14º no entendían cómo podían discutir por una tontería como aquella. Si a ellos les pasaba algo parecido, simplemente decían, no pasa nada cariño, ahora me caliento yo otro. No era para tanto. Los del 14º se miraron sonrientes con cara de resignación. Él, trató de quitarle tensión a la situación.

-¿Habéis probado a tomar All Bran?

“Jejeje, como el anuncio de la tele”, pensó su mujer.

-¿Y a ti qué cojones te importa lo que hemos probado a tomar o dejar de tomar nosotros? El All Bran te lo metes por el culo capullo.

El del 14º se quedó parado, no esperaba algo así, pero su mujer no podía permitir que le hablaran de esa manera a su querido esposo.

-Oiga, podía ser más educado, que mi marido no le ha faltado al respeto, sólo quería hacer una broma para que dejaran de discutir.

-Yo y éste nos discutimos lo que se nos antoja y nos sale de nuestras partes, ¿vale?

Vaya dos, mejor dejarlo, se dijeron los del 14º con una mirada mientras se apretaban más las manos para reafirmar su unión en los momentos difíciles.

En ese momento se oyó un gran estruendo procedente de un rayo que acababa de estallar justo encima del edificio donde se encontraban. Al mismo momento de oírse el trueno, el ascensor se detuvo y se quedó a oscuras.

-¡¡¡Ahhhh!!!!

-¡Cojones!

-Vaya hombre, que mala pata.

-Me cago en la puta de oros.

Se encendió la luz de emergencia y pudieron ver que estaban entre el sexto y quinto piso.

El del 14º trató de mantener la calma.

-Bueno, no pasa nada, es cuestión de tocar la alarma y algún vecino la oirá y avisará al presidente para que venga con la llave de emergencia.

-El presidente soy yo capullo.

-Oiga, haga el favor de no llamar más capullo a mi marido.

-Es igual, apretemos la alarma y alguien acudirá.

Así lo hizo el del 14º. Pero nadie acudía, la mayoría de los vecinos estaban de vacaciones.

-Pues llamemos por el teléfono de emergencia del ascensor.

El del 14º apretó el botón con el que se podían poner en contacto con la empresa de mantenimiento de ascensores. Hacía tono pero nadie contestaba.

El del 12º se estaba poniendo nervioso.

-Estarán de vacaciones, como media ciudad, me cago en el copón.

-Prueba otra vez querido.

El del 14º volvió a apretar el botón pero nada, nadie contestaba.

-Bueno, vamos a ver, si nadie contesta podemos llamar directamente a los bomberos. Un momento que tengo grabado el número en el móvil, nunca se sabe cuándo los puedes necesitar.

La del 14º miró orgullosa y sonriente a su marido, siempre tan preparado para todo, siempre tan calmado, dominando la situación, nunca perdía los nervios. Se sentía tan a gusto a su lado.

Los del 12º empezaron a discutir otra vez. Que si la culpa es tuya por retrasarte tanto, que si tu no te hubieras tirado media hora maquillándote, que si eres una inutil, que si tú un torpe. En fin, sus cosas habituales. Mientras, el del 14º había marcado el número y esperaba contestación. Al cuarto tono cogieron el teléfono. Él, con cara de satisfacción, explicó la situación a la central de bomberos, pero conforme hablaba se le iba borrando la sonrisa de su rostro hasta convertirse en una mueca de desilusión.

-¿Qué te han dicho cariño?

-Que hay para rato, la tormenta ha inundado locales y la riera se ha llevado varios coches por delante, aparte de los numerosos cortes de luz que han dejado atrapados a mucha gente en los ascensores como nosotros. Pero que ahora su principal preocupación es desalojar a los pacientes del hospital que corre el peligro de inundarse. Que tengamos paciencia, que han grabado el número y en cuanto puedan nos llaman.

-Hay que joderse con la puta tormenta y los putos bomberos.

-Vamos a ver, toma, aguántame el móvil por si llaman los bomberos, voy a tratar de abrir la puerta a ver si podemos salir por el hueco entre el ascensor y el piso de abajo.

El del 14º no estaba dispuesto a desesperarse, le dio el móvil a su mujer y dejó un paraguas que había cogido para resguardarse de la lluvia en el suelo.

-Eso, Indiana Jones, a ver si nos salvas a todos.

El marido de la del 12º miró a su mujer y le sonrió por la ocurrencia.

Pero era imposible, la puerta no se abría ni un milímetro. Empezaron a resignarse a esperar a que volviera la luz o vinieran a rescatarle. Tanto unos como otros, esperaban que fuera pronto, aparte de llegar tarde al trabajo, no les apetecía estar mucho rato con la otra pareja.

-Hoy no llegamos ni locos a tiempo al curro.

El del 12º. No se lo dijo a nadie en concreto, más bien hablaba consigo mismo, pero los del 14º, por educación, se sintieron obligados a contestar. Ya que iban a estar un tiempo allí encerrados juntos, intentaban limar asperezas.

-Pues nosotros, como trabajamos juntos en nuestro negocio, no tenemos tanto problema.

-¿Encima trabajan juntos? ¿Y os podéis aguantar todo el día?

La del 12º estaba extrañadísima.

-Pues sí, no podemos estar separados ni un momento. Yo, en cuanto estoy media hora sin él, ya lo hecho de menos. Cuando tengo que ir a una reunión con algún proveedor se me hace eterno el momento de volver a su lado.

El del 14º rodeó con las manos la cintura de su mujer la besó en la frente.

-¡¡Por Dios!! No me lo puedo creer, ¿es posible tanto empalague?

Al del 12º aquello le resultaba rarísimo.

-Joder.

A su mujer también.

El tiempo pasaba y nadie acudía. Entre el calor y la estrechez de la cabina, se estaban agobiando.

-¿Y vosotros nunca discutís?

A la 12º, aquello seguía sin cuadrarle.

-Pues no, nos llevamos estupendamente. Una relación sólida se basa en la confianza y el respeto mutuo. Nunca nos discutimos porque siempre estamos de acuerdo en todo y porque confiamos el uno en el otro y nos respetamos. No tenemos secretos, nos lo contamos todo.

La del 14º lo dijo con orgullo y con aire de superioridad. Sólo le faltó añadir “no como vosotros”.

-Entonces, si no os peleáis tampoco os reconciliáis. Pues no sabéis lo que os perdéis. Dicen que los mejores polvos vienen después de una gran pelea.

Cuando el del 12º dijo esto, su mujer lo miró con una sonrisa pícara.

-Como nosotros anoche ¿verdad?

Los del 14º se sintieron incómodos, sus relaciones sexuales era algo muy íntimo que no estaban dispuestos a compartir con nadie. Pero él se sintió obligado a aclarar algo.

-Nosotros hacemos el amor como las personas, no como los animales. Nuestra relación es firme y no necesita ser reafirmada con nada que la enturbie.

-¡Ah!, es que vosotros “hacéis el amor”. Pues de vez en cuando no va mal follar.

La del 14º se ruborizó al oír esa expresión. Esa pareja era de lo más ordinaria y estaba deseando salir de allí. A partir de ese día procuraría coger el ascensor media hora antes con tal de no volver a encontrárselos.

En ese momento sonó el móvil del tipo del 14º que todavía aguantaba su esposa en la mano. Ésta apretó la tecla verde del aparato ilusionada, esperando que quien llamaba fuera la central de los bomberos para decirles que enseguida iba una dotación a sacarles de allí.

Pero, antes de que contestara, quién habló fue una voz femenina que pronunció el nombre de su marido y que decía que era Maripili y que tenía muchas ganas de volver a sentirlo dentro de ella. Que el tiempo se le hacía eterno esperando el momento de volver a verle ese lunar tan sexi que tenía en el culo. La del 14º se quedó petrificada sin saber qué decir. La voz femenina volvió a pronunciar el nombre del titular del móvil y al no tener contestación dijo que si no le iba bien hablar ya llamaría en otro momento. La mujer del 14º miró en el móvil el número que hacía la llamada y constaba registrado como Materiales y Productos para la Confección SL. Estaba pálida y no sabía qué decir.

-¿Qué, quién era? ¿Eran los bomberos verdad? Y por tu expresión parece que todavía van a tardar un poco en venir.

Su marido ni se lo imaginaba.

-¿Quién es Maripili?

-¿Qué?

-Que quién es Maripili.

-¿Maripili?

Él se quedó perplejo, no sabía qué contestar. En esos momentos deseaba que se lo tragase la tierra. Acababa de darse cuenta de lo que había pasado.

-No conozco a ninguna Maripili, seguro que se han equivocado.

-Pues ella si que te conoce bien a ti y a tu lunar del culo.

Huyyyy, los del 12º empezaban a divertirse. La situación estaba dando un giro inesperado y rezaban porque los bomberos tardasen bastante en venir a sacarlos de allí.

-Ya hablaremos en casa.

El del 14º no sabía dónde meterse.

-Por nosotros no os cortéis. Estas cosas es mejor hablarlas cuanto antes, que luego se enquistan y es difícil aclarar.

La del 12º no podía esperar.

-Usted haga el favor de no meterse, la relación con mi marido es cosa de nosotros dos y no le importa a nadie.

-No, si yo lo decía por ayudar. Para que veas que no te puedes fiar de nadie.

Se notaba que la del 12 estaba disfrutando.

-Haga el favor de callarse, todo ha sido un malentendido y luego lo aclararé con mi mujer. Este no es el momento ni la situación para hacerlo.

El tipo del 14º confiaba en que con sus dotes de persuasión convencería a su esposa.

-Venga machote, que no pasa nada por tener una aventurilla de vez en cuando. Además, ese lunar en el culo las tiene que volver locas ¿a que sí?

El del 12º miró a su mujer.

¿A que a ti te gustaría vérselo?

-¡Hagan el favor!

La mujer del 14º estaba seria, dándole la espalda a su marido. Esperaba que todo se aclarase y fuera una equivocación, pero el dato del lunar era lo suficientemente explícito como para pensar que realmente era así. Su marido trató de agarrarla de la cintura, pero ella se deshizo con un movimiento de su cuerpo.

Pasaron casi una hora en un silencio sepulcral. Hasta que al del 12º le dio por cantar aquello de “ese lunar que tienes cielito lindo…” Eso acabó con la paciencia del tipo del 14º y soltó la tensión que había estado acumulando. Se abalanzó sobre el otro y lo agarró por el cuello.

-¡¡Me cago en la madre que te parió!!

-Hey, hey, tranquilo hombre, que era broma. Ya me callo. Joder con el empalagoso.

-¿Y tú le vas a perdonar después de esto? Mira que los hombres son unos cafres, si te lo ha hecho una vez seguro que ha habido algunas cuantas más.

La del 12º metiendo el dedo en la llaga y disfrutando.

-¡Haz el favor de decirle a la puta de tu mujer que se meta la lengua en el culo!
Definitivamente el del 14º había perdido los nervios.

-Díselo tú machote.

En esos momentos, a través del cristal de la puerta del ascensor, vieron como una luz alumbraba el piso inferior a dónde daba la mitad del cubículo.

-Hola, ¿hay alguien ahí?, somos los bomberos.

¡Por fin! Ya era hora, los iban a sacar de allí. Alguien introdujo una palanca entre la rendija de la puerta y logró abrirla completamente.

-Tranquilos ya estamos aquí. ¿Están bien? A ver, por este hueco pueden salir con cuidado, nosotros les ayudaremos. Mantengan la calma y salgan uno a uno. ¿Hay mujeres?

-¡Sí, yo!

La del 14º ignoró completamente a la otra. Quería ser la primera en salir, estaba deseando largarse de allí y perder de vista a esos dos y a su marido.

-Oye guapa, a que te doy una hostia.

Que las otra quisiera ser la primera le daba igual, pero que no la considerase una mujer mosqueó un poco a la del 12º.

-Bien, pues tenga cuidado. Agáchese y saque medio cuerpo, nosotros la cogeremos y le ayudamos. Sin prisa, no hay peligro.

La mujer del 14º se tumbó en el suelo del ascensor y sacó medio cuerpo. Dos recias manos la agarraron y la ayudaron a salir. Cuando ya sólo tenía las piernas dentro del ascenso, una voz exclamó.

-¡Ostias! qué casualidad. No me habías dicho que vivías aquí.

-¿Qué? ¿Quién es usted?

-No me digas que no me conoces, eso no es lo que me decías ayer cuando nos vimos en mi casa mientras supuestamente estabas en una reunión con proveedores.

-¡¡Qué está pasando ahí!!

El del 14º ahora, aparte de nervioso, se estaba mosqueando.

-Joder, esta si es buena. Vaya con los que se cuentan todo y no tienen secretos. ¡Ja!

Los del 12º cada vez estaban más sorprendidos y divertidos.

-Le repito que yo a usted no lo conozco.

-Vale mujer, vale. Seguro que cuando me veas sin uniforme te acuerdas mejor. Aunque yo no tengo un lunar en el culo como tu marido, pero según me decías el mío te gusta más.

El bombero le guiñó un ojo a sus compañeros y éstos se rieron.

-¡Me cago en la ostia puta! Que como empiece a dar leches no voy a parar. Por mis santos cojones que me cargo a alguien.

El del 12º, definitivamente, estaba cabreado.

-Que venga el médico, que aquí hay alguien con un ataque de ansiedad.

-¡Ni ansiedad ni pollas!

-A ver, o nos deja trabajar con tranquilidad o de lo contrario vamos a tener que esperar a que se calme.

-Eso, y mientras nos sacan a nosotros.

La mujer del 14º ya había salido completamente del ascensor. En cuanto vio al bombero trató de hacerle señas para decirle que su marido estaba dentro de él.

-Pero qué leches te pasa. Como no te explique mejor no te entiendo.

-Qué coño le va a pasar, pues que está aquí el empalagoso del lunar en el culo

El del 12º se ofreció para ayudar a aclarar las cosas.

-¿Tú marido? Mujer, porqué no me lo habías dicho antes.

-¡Sí, su marido! bombero de los cojones.

El del 14ª cada vez necesitaba más al médico.

Su mujer tampoco sabía cómo salir de esa y decidió hacerlo hacia adelante

-Tú calla. Y dile a Maripili que si quiere ver ese "lunar tan sexi" a mí ya me da igual, que puede "sentirte dentro" todas las veces que quiera.

-¡¡Me cago en Maripili, en el lunar, en el bombero y en la madre que te parió, so guarra!!

-Oye a tu mujer la respetas, degenerado.

La del 12º olvidó la ostia que le quería dar a la otra y se solidarizó con ella.

-Yo respeto lo que me sale de los cojones.

-Jejeje, que gracioso te pones machote.

El del 14º se estaba divirtiendo.

-Bueno, ya está bien. A ver que salga la otra mujer.

La del 12º se introdujo en la abertura y ayudada por otro bombero logró salir. Seguidamente lo hizo su marido y después el del 14º. En cuanto salió éste, lo primero que hizo fue preguntar por el bombero del culo bonito.

-¡Quién leches es el chulo que se tira a mi mujer!

-Oye, te calmas, vale.

El bombero que habló, le estaba poniendo una manta por encima a la del 14º.

El marido no se lo pensó, se abalanzó sobre él y le asestó un paraguazo al bombero en toda la cabeza. Pero claro, con el casco ni se enteró.

-Pero qué haces gilipollas.

El del 12º les recordó el intento de agresión.

-Este tío es un loco psicópata, yo de ustedes llamaba a la policía. A mí también me ha intentado agredir ahí dentro.

La del 14º trató de hacerse la víctima.

-Un loco y un degenerado es lo que es.

La del 12º quiso poner la rúbrica.

-Y un cornudo.

-Vale, vale, ya está bien, ya ha pasado todo. Todo esto es fruto de los nervios y los momentos de tensión que han vivido ahí dentro. Ha sido una experiencia desagradable que ha hecho que saquen sus instintos y las tensiones acumuladas.

-Encima de bombero y follar bien, psicólogo, eres muy completito macho.

Estaba visto que el del 14º no tenía intenciones de calmarse.

-Oye, pues el bombero no está nada mal. Buen gusto sí que tienes.

La del 12º alabó el gusto de la otra mientras le guiñaba un ojo. La del 14º no pudo evitar que un estremecimiento recorriera su cuerpo cuando recordó el cuerpo desnudo del bombero.

En ese momento se hizo la luz, es decir, había vuelto la corriente eléctrica. El del 14º tenía los ojos inyectados en sangre y miraba fijamente al bombero.

-Bueno, ya pasó, si no necesitan nada más, nosotros nos vamos que tenemos que seguir con nuestro servicio. Les aconsejo que olviden todo este asunto y que traten de hablarlo tranquilamente. Que todo se puede arreglar. Y usted, vaya a casa y tómese una tila o un tranquilizante, seguro que le irá bien.

-¡¡Me cago en la puta que te parió!!

El del 14º no se podía quitar de la cabeza la imagen del bombero encima de su mujer haciéndola gozar. Se abalanzó nuevamente hacia él, pero ahora con las manos extendidas con la intención de cogerle del cuello y estrangularlo con todas sus fuerzas. Pero el bombero, que se había quitado el casco, tenía buenos reflejos y le golpeó con él en la cabeza antes de que lograra alcanzarlo. Le dio tan certeramente que el otro se desplomó sin sentido.

-Vaya hombre, lo que faltaba. A ver, avisad a la central de que manden un médico y a la policía. Este tipo es un peligro.

-Y que usted lo diga, está para que lo encierren.

F. Antolín Hernández
Agosto de 2010

1 comentario:

  1. jejejejejejeje que bueno el del 12 el del 14, la de uno la de otro, Maripili el bombero....

    muy bueno Antolín

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