jueves, 19 de agosto de 2010

Relato de un verano aburrido (Epílogo)

EPILOGO

¿Seguro que sólo le querías cortar las correas? Le preguntó Morticia a Mortimer. Conocía bien a su hijo y sabía que le gustaba, que disfrutaba cortando cosas, sobretodo cabezas. Siempre se había contentado con alguna que otra vaca enferma, gallina o algún animal salvaje que pillaba desprevenido, pero ella era una de las dos únicas personas que sabía que la Cova del Captallat, a la que antes llamaban simplemente La Cova, le debía el nombre a su hijo. La Guardia Civil tenía sospechas, también conocía su afición. Además, un corte tan perfecto como el que presentaba el pescuezo de la víctima, sólo se podía haber hecho con un objeto muy afilado y de un solo tajo: con una guadaña, por ejemplo. Era un corte oblicuo, de arriba a abajo, limpio, sin un solo desvío, de una ejecución perfecta. Estaban seguros de que, desde el suelo, el cerebro de la víctima pudo procesar durante unos segundos la información que los ojos le enviaban y pudo ver como se desplomaba su cuerpo sin cabeza.

Según el forense, la cabeza había sido seccionada hacía dos o tres semanas, pero no pudo concretar una fecha fija. Interrogaron a Mortimer, pero no pudieron sacarle más que un, yo no sé nada de eso. También interrogaron a la antigua novia de la víctima, que un día apareció en el pueblo con la ropa rasgada y llena de moratones y heridas. Según ella, había ido a coger setas y se cayó por una ladera. El caso se cerró sin un culpable, la víctima tampoco es que se mereciera que se perdiera mucho el tiempo intentando encontrar a su asesino. Toda la comarca lo conocía: era un conocido maltratador que hacía poco que había salido de la cárcel y se había ido a vivir de nuevo al pueblo, donde tenía a toda la gente acobardada. Por eso aquel día, cuando Mortimer vio en la orilla del río como él intentaba abusar de su antigua compañera, no pudo evitar hacer lo que hizo. Ni se lo pensó, simplemente levantó la guadaña y la dejó caer con un preciso movimiento de sus muñecas sobre el cuello del hombre. Cogió el cuerpo y la cabeza y enterró ambas cosas en el cementerio de la ermita. Pero dos semanas después, un zorro inoportuno sacó la cabeza y se la llevó a la cueva que había allí cerca. No pudo disfrutar de su festín, unos excursionistas se lo impidieron.

Morticia sabía lo que pasó, pero nunca se lo recriminó. Como tampoco lo hizo cuando su hijo le contó que se encontró en el monte con el huésped al que pilló con su guadaña. El tipo se hospedaba solo y se pasó dos días burlándose de ellos, de la foto de las gemelas, de las historias de paletos que contaban de la buhardilla, que si eran todos unos ignorantes, que si la vieja parecía la bruja de Blancanieves, que si Mortimer era el Dr. Muerte. Se lo encontró en la poza que había al lado del camino que subía a la ermita. Aquel día Mortimer no llevaba la guadaña. El tipo se burló de él y de su madre diciéndole que eran los dos personajes más raros que había visto nunca y que porqué no se iban a trabajar en la Casa del Terror del Tibidabo, que ellos tenían que estar en la feria, que seguro que la gente pagaba por verlos. Sólo se calló cuando Mortimer metió su cabeza bajo el agua y la aguantó ahí un buen rato. Según le dijo Morticia a la Guardia Civil, Mortimer estuvo todo ese día con ella ayudándole a limpiar la casa.

Sí, sólo quería cortarle las correas. El narigudo era un poco gilipollas, pero no me caía mal. ¿Has visto a las niñas?





AGRADECIMIENTOS

Gracias a las personas que han inspirado a los protagonistas de esta historia: Esther, Paco, Jorge, Paca, Martín, Alberto, Albert, Marisol, Toni, Pilar, Reyes, Julio y el impagable Jan. Sin ellos esto no hubiera sido posible. Espero que ninguno se sienta molesto por el perfil que se ha trazado de ellos. Evidentemente todo se ha exagerado e incluso inventado.

Gracias por estar ahí, por ser como sois y por ser mis amigos. Gracias también por animarme a seguir el día que os enseñé lo primero que escribí sin tener idea de cómo iba a seguir la historia. Esto no va a pasar de ser un pasatiempo, pero me ha ayudado a hacer más llevadero un verano un poco aburrido, me lo he pasado de puta madre y espero que vosotros también.

Y gracias también a todos los que os habéis pasado por aquí a leer esta historia. Espero que os haya gustado.

F. Antolín Hernández (El Jefe)

5 comentarios:

  1. :-) Gracias a ti por amenizarnos el verano !!! ;-)

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  2. Una pena que haya terminado, yo también me lo he pasado de puta madre. Un abrazo

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  3. ¡¡Cachis!!

    Se acabó, llevo varios días dejando la lectura de estas dos ultimas entregas para un momento especial, ya que serían las últimas queria leerlas tranquilo.

    Espero, Antolín... Jefe, que sean el inicio de otras más y que no nos dejes abandonados, ahora tienes una clientela que has de cuidar :-)))

    Un abrazo amigo y muchas gracias, fíjate que tu aburrimiento ha sido, al menos para mi, mi entretenimiento.

    Lo dicho, Jefe... muchas gracias

    Y esas niñas en la buhardilla..... :-)))

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  4. Antonio, tengo más relatos cortos. Lo mismo uso este blog para colgarlos. Me habéis animado. Gracias.

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  5. Ohhh, ya se ha acabado!!!

    Gracias por los buenos momentos que nos has hecho pasar con tu historia.

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