miércoles, 4 de agosto de 2010

Relato de un verano aburrido (2ª Entrega)

MUERTE Y MADRE MUERTE

Estaban todos intentando encontrar la manera de llamar la atención de los masoveros cuando, de pronto, a sus espaldas, una voz grave, como salida de ultratumba les sobresaltó de repente, qué quieren. ¡¡Coño!!, soltó Jorge. ¡¡Joder!!, gritó El Jefe. Deu Meu, dijo Pilar, llevándose una mano al pecho. Los demás no dijeron ni pío, no pudieron. Se giraron y la visión que se presentó ante ellos les hizo dar un respingo hacia atrás al unísono, con una coreografía perfecta, como si estuvieran ensayando un paso de baile. Bueno, a todos no, Martín seguía mirando el roble totalmente ajeno a todo lo demás y Jan trataba de cogerle el rabo al perro que acompañaba a aquel hombre. Hombre sí, porque sin duda se trataba de eso, de un hombre. No era un espectro sacado de El Señor de los Anillos. Alto, delgado, desgarbado, ligeramente encorvado hacia adelante. Su rostro huesudo, enjuto, con los pómulos o lo que quedaba de ellos, tan metidos en su boca que casi se tocaban por la parte de dentro. Eso, junto con la capa con capucha con la que se cubría y la guadaña que aguantaba con su mano derecha, le daba un aspecto verdaderamente siniestro. Aunque siniestro no era la palabra adecuada para definirlo. Era más bien irreal. Ese hombre, porque tenía apariencia de hombre, no parecía de este mundo ni del otro.

Bon día, Esther fue la más rápida en reaccionar, pues los demás todavía estaban boquiabiertos tratando de esconderse unos detrás del otro. Somos el grupo que tenemos alquilada la masía para este fin de semana. Les esperaba más tarde, estaba cortando forraje para las vacas. Al decir esto blandió de arriba abajo la guadaña. Todos escondieron instintivamente la cabeza y tragaron saliva. El ruido del viscoso líquido bajando por sus gargantas resonó en todo el valle, ¡Glup!

Martín se giró y, al verlo, no se le ocurrió otra cosa que enfocarlo y hacerle una foto con flash. El hombre se echó hacia atrás y puso cara de pocos amigos, si tal cosa era posible, pues imposible parecía ser el que tuviera todavía más cara de pocos amigos. El fogonazo hizo que, por una fracción de segundo, aquellos ojos proyectasen la luz recibida y la carne translúcida dejase de existir, dejando a la vista los huesos blanquecinos. Más de uno, omitiremos nombres, estuvo a punto de salir corriendo hacia los vehículos, pero el grado de parálisis era tal, que lo que la mente pensaba el cuerpo era incapaz de ejecutar.

Esperen que llegue mi madre, ella tiene las llaves. ¡La Muerte tiene madre! El glup general que siguió a la frase sonó como si de repente le hubieran quitado el tapón de desagüe al Mediterráneo. A pesar de ser pleno verano y cerca de las 12 del mediodía, en el valle la luz no acababa de filtrarse entre las nubes. El bosque circundante estaba inmerso en una persistente neblina que se agarraba a los árboles y se resistía a soltarlos. Ahí viene, dijo Muerte girando sobre su cintura. El movimiento hizo que la guadaña girase a la misma vez que él. De nuevo, de forma instintiva, los cuellos de todos se encogieron al unísono mientras miraban hacía la primera fila de árboles de su izquierda. A El Jefe le fallaron las piernas y Albert tuvo que sujetarlo para que no perdiera la poca dignidad que le quedaba. Una figura negra, pequeña, que se movía con un ligero balanceo, emergió lentamente de la niebla. Llevaba en su mano derecha lo que parecía una cesta y con la izquierda sujetaba un gran palo a modo de bastón. También llevaba capucha, seguramente para protegerse de la humedad del bosque. El temblor de las piernas del grupo era proporcional a la distancia a la que se encontraba la mujer: menor distancia, más temblor. Sabían que era una mujer porque Muerte había dicho que era su "madre", no porque se distinguiera sexo alguno en aquella figura espectral. Madre Muerte se acercó tan lentamente que a todos les dio tiempo a montarse su historia paralela. Ajeno a todo, Martín no perdía detalle de distancia focal, abertura, velocidad de diafragma y sensibilidad. No es que a él no le afectase la visión fantasmagórica o que tuviera más entereza que el resto del grupo, simplemente es que su mente sólo podía procesar la información que recibía en una sólo dirección: foto, aquí hay foto.

A la vejiga urinaria de Pilar se le había olvidado completamente que estaba llena de orina. El Pitufo, a pesar de estar acostumbrado a convivir entre "fantasmas", no pudo reprimir un creo que esta tarde tengo una reunión y tendré que irme. Jan, ajeno a todo, se había propuesto tirarle del rabo al perro famélico que acompañaba a Muerte. Paca había logrado detener la circulación sanguínea del brazo derecho de Jorge de lo fuerte que lo apretaba. Jorge ni se enteraba, como si le cortaban el brazo. Superjulio, con su mente lúcida, pensaba que aquella pareja necesitaba la visita de la asistencia social de zona, lo mismo tenían derecho a alguna subvención o ayuda según La Ley de Dependencia. El Jefe trataba de reponerse de la impresión y se escondía detrás de El Pitufo y Albert. Pensaba, no sin lógica, que las primeras cabezas en rodar siempre serían la de los más altos. Esther seguía con su sonrisa, no sabía por qué pero aquella pareja le transmitía ternura. El Jefe la miraba y no comprendía nada, la visión le ha hecho perder el juicio, pensó. Reyes trataba de disimular y hacía como que no estaba allí.

Aún estaba la figura acercándose muy lentamente cuando de repente se oye el ruido de un coche que acababa de llegar. Nadie se giró, nadie reaccionó, algunos por la imposibilidad de apartar la vista de Madre Muerte que, al andar tan lentamente con ese movimiento oscilante de derecha a izquierda, los había abducidos. Otros porque temían que al girar la cabeza y perder de vista la guadaña, ésta hiciese un perfecto movimiento semicircular y fuese a parar a la horizontal de sus cuellos.

Del coche salieron Tano, Marysun y Albertojendrix, contentos por haber llegado y por no haberse perdido como era habitual, totalmente ajenos al drama que se estaba desarrollando en esos momentos. ¡¡Hey nens, qué pasa con vosotros!!, saludó efusivamente Albertojendrix, Tano, que era más vivo, ya intuyó que algo no iba bien, pues no corrieron a besarles y abrazarles. A Marysun se le heló la sonrisa en el mismo momento en que vio a Muerte con la capucha y la guadaña. Albertojendrix que, según él, ahora estaba en la "época oscura", no pudo reprimir un, ¡joder nen, qué fuerte! Otro como Martín, su mente o estaba totalmente ausente o pensado en foto, foto, foto. Como ahora tocaba "época oscura", en Muerte vio el modelo perfecto. Sin pensárselo dos veces se tiró al suelo y le hizo un contrapicado con la guadaña recortándose contra las nubes oscuras. ¡La hostia nen!, luego le daré un procesado oscuro, con un tono vintage para reforzar el dramatismo, ¿qué no? Nadie contestó. Tano, con su aspecto de camionero bonachón, lo primero que hizo fue encender un cigarro y quedarse mirando fijamente a Muerte, pero cuando giró la cabeza y vio a Madre Muerte acercándose leeeeentamente, dio un respingo. ¡Joder!, fue lo único que dijo. Marysun no sabía su cumplir el protocolo de besos y abrazos, pero como los vio tan pocos receptivos pensó que mejor lo dejaba para más tarde.

Hasta Albertojendrix se quedó paralizado, ¡qué alucine nen!, rollo oscuro total. Ustedes dirán. ¡Madre Muerte hablaba! Somos los que hemos alquilado la masía. Esther veía a una viejecita encantadora. A sí, síganme. Al comprobar que sus cabezas seguían sobre sus hombros, el grupo recuperó algo la confianza. Madre Muerte sacó un manojo de llaves de debajo de la capa y abrió la puerta de entrada que rechinó al girar sobre sus goznes.


10 comentarios:

  1. Dentro de tres días, la siguiente entrega.

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  2. Ya ves que tienes público. Me alegro ;D

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  3. Hasta dentro de tres dias?? Joder!! Genial, Antolín. Que arte tienes

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  4. Bueno Ricard, quizás sea mañana :-)

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  5. Haz caso a Ricard y no nos dejes con la intriga tanto tiempo.
    Ánimo y sigue así, con tus historias para no dormir.
    Un abrazo
    Juan Pedro

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  6. De puta madre. Sabes que pasa? Es que estoy un poco espeso. Soy incapaz de leer los tochos de historia que suelo leer. Y entonces no hago otra cosa que procesar fotos de una manera compulsiva sin fijarme demasiado los ratos que no estoy tirado en el sofá. Y así, sale lo que sale. Eso, que la puta ribavirina lleva dos dias jodiendome.

    Leer tu historia me está haciendo reir. Piensa que estarás haciendo una buena obra :-)

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  7. Escribes de tal manera que estoy oyendo y viendo a todos vosotros, como ayuda haber conocido en persona a tan magnifico grupo

    Un abrazote a todos

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  8. ya es mañana..... ya estas tardando..... :)

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  9. Pues digo lo que los demás.... nos vas a tener tres días, Antolín, tres días sin saber como va esto?

    A ver si el mamonazo no es el pitufo......

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